A Sony, por mirar las estrellas con sus manos.
El sol languidece en los rostros que se acercan para seguir su travesía
Hay discretos besos que se mezclan en mi indeciso estremecimiento
Una catarata inventada fluye sus aguas en un río putrefacto y negruzco
No puedo pensar en nada más
Qué es el amor carajo?
La inexorabilidad del pecado es inminente
Es hora de partir a Tamshiyacu
se acrecienta el temor de sucumbir en mi propia guerra
Letras despedazadas arremeten letal y certero
Ansiedad de poeta:
Sentir lo insentible en esta ciudad que que pretendo poseer
Me derriba la nostalgia
Me derriba la frialdad de inventar la oscuridad
El tiempo arde en mis manos
como una lágrima en mi pecho
Ahora el sol enfurecido le canta una melodia cruel :
Hay en sus ojos negros un revuelo de palomas
un centenar de flores
No piensa en mí estoy seguro
Escucho su voz a los lejos
Y lo escucharé luego
Cuando galopé la noche en su yegua sombria
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